Page 21 - Boletin Observatorio Internacional
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de incidentes que finalmente llevaron el vínculo bilateral a su punto más bajo desde los tiempos de la Guerra Fría.
Ahora Donald Trump tiene por delante la responsabilidad —y el desafío— de reconstruir los puentes entre Washington y Moscú, a la sombra de graves acusaciones relativas a que el Kremlin buscó intervenir en la reciente elección presidencial estadounidense para perjudicar a la candidata demócrata, Hillary Clinton, beneficiándolo —directa o indirectamente— a él.
abiertamente criticadas por el Kremlin. Pero fue el anuncio del Presidente Bush, en 2008, de instalar un escudo antimisiles en Europa compuesto por una batería de proyectiles interceptores en Polonia y una estación de radar en la República Checa — dos ex miembros del Pacto de Varsovia—, lo que produjo el primer gran quiebre.
Luego, ese mismo año, la OTAN invitó a Ucrania y Georgia a integrarse como nuevos miembros, ante lo cual Rusia respondió apoyando a las repúblicas separatistas prorrusas de Osetia del Sur y Abjasia, desatando una guerra entre Moscú y Tiflis. Bajo la dirección de Putin, Rusia había superado la crisis política, económica y social de los años ’90 y buscaba recuperar su protagonismo internacional, haciendo respetar su esfera de influencia y exigiendo participar de las grandes decisiones del sistema político internacional.
Por eso, cuando Barack Obama llegó a la Casa Blanca, una de sus primeras medidas fue buscar los mecanismos para restaurar las relaciones con Rusia. Y tras un proceso de acercamiento, en marzo de 2009 la flamante secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, anunciaron en Ginebra el “reinicio” (“reset”) de las relaciones bilaterales.
A pesar de eso, en junio de 2010 autoridades estadounidenses hicieron público el arresto de diez personas acusadas de trabajar para el SVR —el servicio de espionaje exterior ruso—, que posteriormente fueron deportadas.
La tensión entre Obama y Putin continuó escalando a partir de la crisis en Ucrania, cuando en marzo de 2014 Rusia anexó la península de Crimea. A eso además se sumó la acusación de que Moscú apoyaba a los separatistas prorrusos de las provincias de
En un mundo en que la inestabilidad se ha convertido en una norma, y sobre todo en un año que estará marcado por importantes cambios en la jefatura de diferentes países, la relación entre EE.UU. y Rusia es un factor que puede generar niveles aún mayores de incertidumbre o, por el contrario, ayudar a fortalecer la arquitectura de un sistema político internacional que lleva años en crisis.
Antiguos roces
La compleja y tensa relación que viven
actualmente Estados Unidos y Rusia
no surgió de manera sorpresiva. Por
ejemplo, la llegada de George W. Bush a
la Casa Blanca y los atentados del 11 de
septiembre de 2001 pusieron a prueba el
unipolarismo estadounidense, y tanto la
Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania.
Observatorio Internacional No13| Facultad de Comunicaciones y Humanidades | Universidad Finis Terrae | 21
invasión a Afganistán como la de Irak fueron
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