El ataque a un centro para discapacitados en San Bernardino (California), a comienzos de este mes, nuevamente puso en alerta máxima a las autoridades estadounidenses.
Es que lo que podría haber sido un tiroteo más en un país que regularmente hace noticia por esta clase de episodios, rápidamente dejó de ser un hecho policial para transformarse en un caso de terrorismo.